Los mundos imaginarios
-¿Llevas reloj?
-No, pero si quieres saber la hora...
-No
A veces hacía preguntas de ese tipo, sin interés en la respuesta, quién sabe por qué, tal vez si preguntabas te contestaría cualquier cosa totalmente distinta, dando la sensación de estar en otro mundo. Quién sabe qué se le cruzaba por la mente cuando de golpe paraba y luego para disimular miraba torpemente a un escaparate. Quizás pensaba en otra calle dónde pasaban otras cosas, quizás en vez del suelo se veía caminando por la arena y una piedra había pinchado su pié. Él iba soñando. Donde pasaba el río veía unas luces que no existían reflejadas por la noche en pleno día. Tal vez soñaba con las ramificaciones de la vida y con qué habría pasado si en vez de derecho hubiera estudiado ciencias del mar o arte... O en si viviera en Nueva York o en alguna isla perdida por alguno de los mares. Puede que aún creyese en las ninfas de Becquer o que pensara en alguna chica que bajo una tormenta se puso a cantar. O quizás no pensaba nada. Tal vez lo pensaba yo.
Etiquetas: Y nos ponemos un poco literarios
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